miércoles, 10 de septiembre de 2014

Capítulo III

Holaa!!!! Qué tal el comienzo de la semana?? He decidido publicar el tercer capítulo ya que el 

segundo era bastante corto y bueno, no sabía a mucho. Poco a poco descubriréis más facetas de 

nuestra prota. 

Como siempre espero que os guste :)

Besos y disfrutadlo!
                                                                                                                                  Happydreams



Yo me resistí. Puse mil excusas. Por las buenas y por las malas. El resultado es obvio. Lejos de mi

ciudad, de mis amigos… de mi vida. Todo para aprender francés y “ampliar mis

conocimientos,  resultará una grata experiencia” ¡Dios mío! Es una locura. La lengua no se me

 da mal, en clase voy bien. Pero noo. No era suficiente. “Lo agradecerás” Sí sí. Lo dudo.

                                            

Al no tener hermanos es muy complicado desviar una pregunta. La atención se centra en mí. A veces

 me hubiese gustado pasar desapercibida y compartir el interrogatorio con alguien.



-Siéntense por favor. Queremos dar un aviso.-El personal revisa todos y cada uno de los cinturones

 de seguridad. Una de ellas recrimina a dos niños que estaban corriendo por los estrechos pasillos.



Pasajeros, debemos avisarle de un improvisado cambio. Debido a unos problemas técnicos,

 nos veremos obligados a realizar un aterrizaje forzoso por su seguridad. Esta no es razón para

 preocuparse ni mucho menos, el contacto con tierra se desarrollará con normalidad. Por favor,

 permanezcan sentados con el cinturón abrochado, recuerden que los niños también tienen que 

seguir esta norma.

En breves momentos llegaremos al aeropuerto de Madrid (España). La temperatura ambiente es de 

27 ºC.

Por supuesto y como cabe prever, el vuelo que tomarán a su destino inicialmente lo cubrirá

esta compañía. Les informamos de que la próxima salida a Berna será a las 18:00 hora local. 

Muchas gracias por su atención y esperamos que disfruten del viaje.

                                                

Esto sí que no me lo esperaba. Debo de ser gafe o algo. Yo no soy supersticiosa, me parece una 

 pérdida de tiempo aunque respeto a los que sí lo son. El caso es que ahora tengo que coger el

 próximo vuelo para llegar a la capital Suiza lo antes posible. Mi tía no vuelve hasta Agosto. Tengo

 entendido que se fue a Indonesia. Por lo visto, necesitaba desconectar. Así que el piso está en mis

 manos hasta su regreso. Ha sido amable al dejar que resida en su casa.


Hago mis cálculos mentalmente. Son las dos de la tarde, hora española. Faltan cuatro horas para el

 despegue. Después, una vez en el país cogeré un tren con trayecto de dos horas. Vamos, resumiendo,

  un tute. No estoy cansada o eso intento hacer creer a mi cuerpo. La noche en vela pasa factura 

rápidamente. Llevo 20 horas sin dormir aproximadamente.

                                             

Noto los motores del avión rugir. Nos estamos preparando. Esperemos que el piloto sea hábil. Se

 inclina un poco. Los jóvenes gritan como si estuviesen en una montaña rusa de Disneyland París.

 Me sudan las manos. ¿Estoy nerviosa?. Me obligo a negarlo. La presión aumenta, llega a mis oídos.

  Siento que reviento. Habitual en mí. No oigo, no escucho ni mi propia voz. Duele. Duele mucho. Lo

 suficiente para que apriete los dientes fuertemente y desee que esto acabe.


Ya ha pasado. Por fin. Suspiro aliviada. Una y otra vez. Lo repito provocando un sonido rítmico. El

 vehículo se para. Cojo mi maleta rosa de Snoopy. Mi dibujo favorito. Ya se me está quedando

 pequeña pero no tenía otra cosa. Estiro el brazo para cogerla. No le llego.

-Hola. Espera que te ayudo.- Un joven se acerca y me ofrece mi equipaje.

-Gra.. cias.- Me giro y lo veo. Es guapo sin pretenderlo. Por el acento discurro que es italiano.

                                                                 
-Luca, encantado.-Extiende una mano.

-Érica.-Le devuelvo el apretón.

-No eres de aquí, ¿No?

-No. Soy americana.

-¿Qué hace una preciosa chica americana en Madrid?-Me sonrojo.

-Estoy de paso.

-Ah. Bueno, un día puedes venir a verme a Italia. Un país hermoso para una joven hermosa.-

 Permíteme.- Me tiende su tarjeta. Con el número de teléfono. 


-De acuerdo.-Consigo pronunciar. Nuestras manos se tocan, noto su pulso. Firme. La retiro como si 
recibiese un calambrazo y abandono el American airlines. 

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